miércoles, 24 de octubre de 2012

Planeta similar a la Tierra está justo fuera de sistema solar

Los astrónomos dicen haber encontrado justo fuera de nuestro Sistema Solar un planeta que es lo más cercano que se conozca a la Tierra, en cuanto a tamaño y localización.

Es el tipo de planeta que han estado buscando en toda la Vía Láctea y lo encontraron orbitando una estrella relativamente vecina: a 40 billones de kilómetros (25 billones de millas) de distancia, pero el planeta es tan caliente que su superficie pudiera ser como lava.

El equipo de astrónomos europeos que descubrió el planeta dice que es probable que haya otros planetas en la órbita de la misma estrella. Esos planetas pudieran ajustarse a la descripción de ni muy fríos ni muy calientes y que los astrónomos han llamado a veces la "Zona de Ricitos de Oro", la más propicia para albergar vida.

El sistema estelar se llama Alfa Centauri B. El descubrimiento fue publicado el martes en la revista Nature.

Sistema donde planetas orbitan alrededor de dos Soles

Científicos de la Universidad Estatal de San Diego (EEUU) anunciaron en Agosto en Beijing el descubrimiento por la misión espacial Kepler del primer sistema circumbinario y multiplanetario, en el que más de un planeta orbita alrededor de dos soles.

El descubrimiento, hecho público en la XXVIII Asamblea General de la Unión Astronómica Internacional (UAI) en la capital china, "muestra que sistemas planetarios pueden formarse y sobrevivir incluso en el caótico medio alrededor de una estrella binaria", según los científicos de la universidad californiana, liderados por el astrónomo Jerome Orosz.

Las dos estrellas del nuevo sistema, bautizado como "Kepler-47" y situado a cinco mil años luz en la constelación del Cisne, orbitan una alrededor de la otra cada 7 días y medio; una de ellas es similar en tamaño al Sol, mientras que la otra tiene un volumen tres veces menor y es 175 veces más débil.

En cuanto a los dos planetas, el que orbita más cerca de las dos estrellas -algo que lleva a cabo cada 49 días- es tres veces mayor en diámetro que la Tierra, lo que lo convierte en el más pequeño de los que se conocen orbitando en un sistema circumbinario.

El segundo planeta es ligeramente mayor a Urano y tarda en orbitar los dos "soles" de Kepler-47 303 días, por lo que se le considera en una "zona habitable", es decir, que tiene unas condiciones similares a la Tierra y por tanto podría tener agua en su superficie (el primer paso para la posible existencia de vida).

"Aunque el (segundo) planeta es probablemente un 'gigante de gas' y por tanto no adecuado para la vida, su descubrimiento muestra que los planetas circumbinarios (aquellos que giran alrededor de dos estrellas) pueden existir, y existen, en zonas habitables", señaló la universidad autora del descubrimiento, que también se publicó hoy en la revista científica "Science".

Hasta ahora se habían hallado cuatro sistemas de planetas girando alrededor de dos estrellas (los Kepler-16, 34, 35 y 38), pero éste es el primero con más de un planeta.

Aunque más difíciles de descubrir que los más comunes sistemas de una sola estrella, "la rica dinámica y los fuertes cambios climáticos (en ellos) hacen que su hallazgo valga la pena", señaló la universidad en el comunicado.

"Hemos aprendido que los planetas circumbinarios pueden ser como los de nuestro Sistema Solar, pero con dos soles", comentó al anunciarse el hallazgo Joshua Carter, coautor del estudio y experto del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics.

Los asistentes a la Asamblea General de la UAI, que se celebra por primera vez en China tras 90 años de historia de esta convención, valoraron muy positivamente los avances en la búsqueda de planetas fuera de nuestro Sistema Solar como primer paso para, a largo plazo, hallar otros lugares aptos para la vida.

"Se quiere buscar planetas cada vez más parecidos a la Tierra", señaló a Efe el astrofísico David Montes, de la Universidad Complutense de Madrid y asistente a la asamblea, quien explicó que los avances actuales "permiten buscar planetas cada vez más pequeños" (los primeros que se detectaron eran del tamaño de Júpiter, menos aptos para la vida).

Montes recordó que aparte del observatorio espacial Kepler, lanzado por la NASA estadounidense, en el futuro puede apoyar esta búsqueda de "Tierras" en otros mundos el proyecto Cármenes, un espectrógrafo infrarrojo que funcionará en el observatorio astronómico hispano-alemán de Calar Alto (Almería).

El coordinador de proyectos del Instituto de Astrofísica de Canarias, Valentín Martínez Pillet, señaló que estos descubrimientos de otros planetas en otras estrellas, junto al estudio del propio Sistema Solar, van por buen camino, y predijo que el hallazgo de vida en otros planetas podría llegar a mediados de siglo.

"Se hará con alguna misión que se lanzará no antes de 2030 o 2040. En ese periodo de 10 años es posible que la NASA, la Agencia Espacial Europea o ambas combinadas lancen una misión que permita encontrar moléculas orgánicas en la atmósfera de otros planetas", destacó el experto

Quinta Luna que orbita en Plutón

El telescopio espacial del Hubble descubrió una quinta luna que orbita alrededor de Plutón, planeta enano del sistema solar, y aumentó la curiosidad de los científicos en este sistema más complejo de lo que se pensaba.

La Agencia Espacial estadounidense (NASA) anunció en Julio que la quinta luna conocida de Plutón, nombrada P5, tiene forma irregular y una dimensión de entre 10 y 25 kilómetros con una órbita circular de unos 93 mil kilómetros alrededor del planeta.

Los científicos se han quedado asombrados tras este hallazgo de la complejidad del sistema de un planeta enano y helado como Plutón, con órbitas "cuidadosamente dispuestas, un poco como si fueran muñecas rusas".

La teoría que parece imponerse es que las cinco lunas de Plutón son resultado de un impacto entre Plutón y un cuerpo celeste del cinturón de Kuiper hace miles de millones de años.

El descubrimiento permitirá hacer un mejor uso de los instrumentos de la sonda New Horizons cuando pase por el sistema de satélites de Plutón en 2015.

El descubrimiento hace indicar que puede haber una nube de partículas pequeñas orbitando Plutón, lo que podría poner en peligro la misión de New Horizons, que la NASA lanzó en 2006.

Existencia de agua líquida en el sistema solar

El meteorito que cayó en Villalbeto de la Peña (España) en 2004 reveló la presencia de agua en estado líquido en lugares del Sistema Solar más lejanos de lo que se creía anteriormente, según un estudio divulgado en Australia.

La investigadora Kathryn Dyl, de la Universidad de Curtin, dijo que el meteorito se originó "en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, una región del Sistema Solar considerada demasiada fría para que hubiera agua en estado líquido".


"El descubrimiento extiende nuestro conocimiento sobre qué hacía el agua cuando nuestro sistema solar se estaba formando", indicó Dyl a la cadena ABC.

La investigación fue realizada a partir de 50 fragmentos del meteorito recogidos en Villalbeto de la Peña en una área de un radio de 100 kilómetros y se basó en el análisis de partículas de 100 por 600 micras con un nuevo láser ultravioleta de la Universidad de California

Este análisis permitió medir la proporción de isótopos de oxígeno 17 a 18, y examinar los cambios en la estructura mineral que, según el equipo científico, pudieron ser causados solo por agua en estado líquido o vapor.

El análisis se centró en una materia rocosa llamada feldespato, que se había derretido y fundido en la superficie del meteorito, lo que habría generado las condiciones "hidrotermales" en las que el agua, líquida o en vapor, "cuece" el mineral en la roca.

Esta fusión del mineral en el meteorito se habría dado en un período de uno a diez años y a temperaturas de entre 750 y 850 grados centígrados.

Los resultados concuerdan con los obtenidos previamente por otro de los autores del estudio, Phil Bland, quien señaló que el nuevo hallazgo sugiere que los meteoritos intercambian agua cuando se golpean mutuamente en el cinturón de asteroides.

Según los científicos, el estudio de la interacción entre rocas y agua podría tener consecuencias en el conocimiento sobre la formación de los cuerpos planetarios, el desplazamiento del agua hacia el centro del Sistema Solar y la formación de moléculas prebióticas, anteriores al origen de la vida en la Tierra.

Constelación del Cisne

La constelación del cisne es conocida porque representa a un cisne que vuela en su camino a través de la noche. Esta constelación es fácilmente visible en el cielo de verano en el hemisferio norte, dominando la noche, casi en el cenit. En esta fotografía podemos contemplar una nueva visión de la región denominada Cygnus-X, una zona donde se están formando nuevas estrellas. La imagen ha sido capturada por el Telescopio Espacial Herschel, en órbita alrededor de la Tierra y en ella destacan impresionantes flujos de gas y polvo que apuntan hacia los lugares de formación de estrellas masivas.

Esta imagen combina el infrarrojo lejano con datos adquiridos a 70 micras (correspondiente al canal azul); 160 micras (correspondiente al canal verde), y 250 micras (correspondiente al canal rojo). Las observaciones se realizaron entre el 24 de mayo y el 18 de diciembre 2010.

Herschel es una misión de la Agencia Espacial Europea, con instrumentos científicos proporcionados por consorcios de institutos europeos y con una importante participación de la NASA.


Galaxia del Molinete

La Galaxia del Molinete, también conocida como M101 en el Catálogo Messier, es una combinación de datos en infrarrojo, ultravioleta, luz visible, y rayos-X obtenida con observaciones de cuatro telescopios espaciales de la NASA. Este punto de vista multi-espectral muestra que tanto las estrellas jóvenes como las más viejas se distribuyen uniformemente a lo largo de los brazos espirales de M101, desde el centro o bulbo de la galaxia.

Estas composiciones de imágenes permiten a los astrónomos ver cómo las características de una parte del espectro, coinciden con los observados en otras partes. Es como ver con una cámara normal, una cámara ultravioleta, gafas de visión nocturna y visión de rayos-X, todo al mismo tiempo.

La Galaxia del Molinete se encuentra en la constelación de la Osa Mayor En dimensiones M101 es un 70 por ciento más grande que nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, con un diámetro de alrededor de 170.000 años luz, y se encuentra a una distancia de 21 millones de años luz de la Tierra. Esto significa que la luz que estamos viendo en esta imagen salió de la Galaxia del Molinete hace cerca de 21 millones de años, muchos millones de años antes que los seres humanos estuviéramos caminado sobre la Tierra.

Planeta de diamantes 2 veces más grande que la Tierra

Científicos de la Universidad de Yale (EEUU) han descubierto un planeta rocoso compuesto de grafito y diamante, dos veces más grande que la Tierra y con una masa ocho veces mayor.
"La superficie de este planeta parece estar cubierta de grafito y el diamante en vez de agua y granito", señaló el investigador principal, Nikku Madhusudhan, de la Universidad de Yale.
El planeta, llamado 55 Cancri e, es uno de los cinco planetas que orbitan en torno a una estrella similar al Sol en la constelación de Cáncer, a 40 años luz de la Tierra, relativamente cerca, por lo que se puede ver a simple vista.
El planeta orbita tan rápido que un año dura 18 días, frente a los 365 de la Tierra, es además extremadamente caliente ya que, según los investigadores, su temperatura alcanza los 2.148 grados centígrados.
No es la primera vez que se descubre un planeta de diamante, pero es el primero que se encuentra orbitando una estrella similar al Sol, tan cercano a la Tierra y de un tamaño superior.
El plantea fue observado por primera vez el año pasado y los científicos asumieron inicialmente que podría tener una composición química similar al agua, pero tras nuevas investigaciones determinaron que el planeta no tiene agua.
"Parece estar compuesto principalmente de carbono (como el grafito y el diamante), hierro, carburo de silicio, y, posiblemente, algunos silicatos", apuntan los investigadores que publicarán el estudio en la revista Astrophysical Journal Letters.
El estudio calcula que al menos un tercio de la masa del planeta, equivalente a tres veces la masa de la Tierra, podría ser diamante. Este descubrimiento significa que "ya no se puede asumir que los planetas rocosos distantes tienen componentes químicos, interiores, ambientes, o biologías similares a las de la Tierra", señaló Madhusudhan.